viernes, 7 de septiembre de 2018

Yo sé

Yo sé que usted es un hombre.
Sé, también, que soy un hombre.
Sé que a usted le gustan las mujeres,
sin distinción, todas y cada una de ellas
alteran su libido y le vuelven más duro que el hierro,
sé que ama a las mujeres de larga cabellera,
con curvas sinuosas y sonrisas ilimitadas.

Sin embargo aquí estoy,
con media sonrisa rota,
con una calvicie prominente
y con más barba que curvas,
pero dígame

¿Cuántas de esas mujeres podrían volverle poesía con uno de sus besos?
¿Cuántas podrían derretirse en adoración por usted?
¿Cuántas de ellas podrían susurrarle eróticos rezos a sus sacrosantos oídos?
dígame, ¿Cuántas?

No se fije en detalles mínimos, como el envase,
y entréguese a mi querer sincero,
que al pensarme entre sus brazos, tiemblo,
que al pensar su boca en mi boca, río,
que al sentirle lejos, lloro,
¿Sospecha siquiera, cuanto le necesito?

Venga, tome mi mano, béseme
forniqueme, griteme,
deshagase en mi,
que yo lo haré en usted,
llenaré de flores cada heterosexual rincón
de su cuerpo imperfecto
y cuando su voz, en armonía extática
gima con mi voz,
descansaré
por fin
descansaré.


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