miércoles, 16 de diciembre de 2020

Basta y sobra

 Tu mensaje apareció justo a la hora en que pienso 

¿Qué puedo comer esta noche?

Como buena hija de Afordita, 

como buena discípula de Lilith,

mi gula demandaba un hombre como tú. 

Mientras prendía velas y llamaba con desesperación a mi madre,

podía sentir entre mis dedos tu piel corriendo sinuosa,

incitante. Neófita. 

Por mi mente desfilaba tu mirada, tu lengua se paseaba por mi cerebro.

Engullí tu saliva tantas veces, que mis pupilas se inundaron. Rodaron sobre ti

y se sumergieron ahí donde pierdes la vergüenza. 


Estremecida con mis propios pensamientos, sahumé el aire.

Viciosamente, el humo lleno en segundos el lugar. 

Volví a estremecerme y entre las formas del humo, el sonido de tu llegada. 

Me asomé a la ventana. Nos vimos. 


Me acerqué a ti, te sentí. Nunca sé como saludarte,

así que opté por lo de siempre; me lancé a tus brazos y dejé que me envolvieras con ellos. 

Al subir a mi habitación, adivinaba tu mirada sobre mi,

cuando yo no te miraba. 

No hace falta que lo digas, sé que me miraste diferente

y sabes que yo también te miro diferente. 

Mirada turbia, nublada de intenciones y proceder cauteloso. 


Te sentaste en mi cama y en retrospectiva,

reconozco una invitación muda. 

Te sentaste en mi silla y elevado a la calidad de dios,

me postré a tus pies, oyendo divertida tus historias de piratas. 


Hago esfuerzos sobrehumanos para no mirar tu entrepierna.

Me baila jugosa en las pupilas inundadas de saliva que lamen, besan

y vuelven a lamer ese bulto delicioso que ofreces, sentado en mi silla.

En calidad de dios. Postrada a tus pies. 


Comandada por fuerzas superiores, me abro también.

Soy un vaso, un deposito. Puedes llenarme cuantas veces quieras,

pienso mientras lanzo una carcajada despreocupada a la noche. 

Te miro con atención y me aguanto las ganas de decirte que estás lindo

que hueles lindo y que probablemente, también

sabes lindo. 

Nos acercamos y casi puedo besarte los pies,

me pierdo entre tus piernas y tus flores. 

Mis pupilas saliva se embarran en tus músculos,

bromeo con el color de tu piel,

disimulando mis ganas de tocarte.

Mentira. Disimulando mis ganas de morderte.

Veo en tu mirada una invitación,

sin embargo soy una perra obediente.


Quiero escucharte decir "tócame"

quiero obedecer las órdenes que quieras darme.

Postrada a tus pies.

Probar, besar, estremecer. 

Quiero demostrarte que no necesito un título

ni flores, ni detalles.

Contigo dentro de mi, basta y sobra.

con tu voz exhalando mi nombre

basta y sobra. 

Con nuestra oscuridad mezclada

basta

y sobra.