Oración de invierno.

Primavera, llega pronto
no dejes que el invierno me mate.

Colores, lleguen pronto
saquen de mi cabeza el recuerdo
de su sonrisa.

Que florezca la naturaleza
a mi alrededor
para poder olvidar este amor.

Sol, iluminame
enfría estas lágrimas,
evaporalas, hasta que dejen de fluir.

Sálvame primavera,
lléname de vida,
trae de vuelta la razón de mi alegría.

Morir en ausencia

Cuando quiero dejar de pensar en ti,

comienzo a sentir tu ausencia

y mil lágrimas se me juntan en el cuello, 

cual collar eterno me oprimen la vida,
no me dejan respirar. 

Te extraño. 

Aunque suene ruin

aunque suene trillado.

Te extraño.

¿Cómo decir que me desmorono

 sin terminar cayendo en el drama? 

Te extraño

y al repetir esta frase, se me nubla la vista.

El collar ya no está en el cuello,

el collar se convirtió en velo. 

Un velo que me aparta de ti,

es todo lo que me queda.

Deseo llenarte de besos

abrazarte y nunca más dejarte ir.

Cuidarte.

Con enfermiza devoción

repaso cada uno nuestros momentos juntos

y un rayo me parte el corazón,

me tiemblan las manos,

se agita mi respiración.

Mi razón huye despavorida,

mi cuerpo de recoge.

Mi espíritu gime tu ausencia. 

Vuelve a mi tu presencia. 

Temo caminar, 

temo mirar,

temo recordar,

todo, todo lo que hablamos

los lugares que recorrimos,

por los senderos que transitamos. 

Per l'amor, che rimane (Por el amor que permanece)

Amar es una decisión.
Un viaje.
Un trayecto que te cambia la cabeza
y te renueva el corazón.

Amar es todo aquello que calla nuestra boca
y habla nuestra mirada.
Amar es saber que estamos,
el uno para el otro
lado a lado y frente a frente.
Cubriéndonos del mundo.
Amándonos.

Amar es llorar de frustración
temblar de ansias,
morir de pena
Solucionar todo con una sonrisa,
recordando siempre
que he decidido amar todo de ti.
Todo.

Yo te amo débil, desnudo,
infantil e inmaduro.
Te amo desecho, asustado
frío y atolondrado.
Te amo de noche,
tarde y mañana...
Y mañana también te amaré.

Te amo el amor,
amoroso tierno y dulce.
Te amo las manos
el cuello y la mirada.
Porque no hay nada
que esos ojos no logren.

Te amo desde el poder nigromante
de las letras,
donde dibujo a diario
parajes de felicidad,
para que puedas caminar tranquilo
y en sagrada paz.

Contra estas palabras no hay ley,
nadie ha de decir lo contrario
tú y yo seremos felices.
En secreto, por las tardes...
sin necesidad de gritarlo.

De infierno.

Contigo dejo caer la razón,

la lógica y todo lo que me ata 

a ese centro que me has regalado.

Sacas a relucir lo mejor de mi

y solo contigo, mi sombra se oscurece más.

Me balanceas entre lo divino y lo demoniaco.

Ruge mi corazón

y me ronronea la razón,

desfiguras mis buenas intenciones

y me haces desear la destrucción.

Sin embargo, sabes aplacar toda mi rebeldía.

Tu mirada me acorrala,

tus parpadeos me desarman 

y vuelvo a ser todo paz y buen juicio. 

Abre tu boca sobre mi

y que tus soleadas palabras

alumbren mi infante conciencia. 

Regalame tu inocencia. 

Amante noctámbulo.

Me devolviste el corazón,
estiraste tu mano, cual dios y centraste mi gravedad (en ti).
Me sanaste la poesía y la fe.

Puedo encontrar en tus miradas la ternura de un niño
y en tus manos, la férrea fuerza de un gigante.

Estás vestido de paz y coronado de sabiduría,
me calmas el espíritu
y me descansas las ansias.

Giras en torno a mi, me rodeas, me proteges.
¿O será que yo giro en torno a ti buscando protección?

Tuve, por años, corazón de pájaro; nervioso, inestable
pero contigo, día a día aprendo
que el corazón de pájaro puede bajar la guardia
y descansar.

Aunque la falta de tu presencia me desespere
sé que al doblar la esquina de mi noctámbula locura
te hallaré una vez más.
Tierno, serio, paciente.
eternamente joven
enteramente amante
Eterna y enteramente tú.

Fiolosfía para Fivm.

Aquí estoy.
En medio de la noche,
               filosofando con el corazón
tratando de acercarme a un definición del
amor.

Cuando creo ver la luz de la respuesta
se cruza frente a mi tu nombre,
      ese nombre bendito que espanta el temor.

Eres un maestro,
            maestro de ojos oscuros y piel como la tierra.
Fértil, sabia y llena de vida,
                                  vida que desborda y explota
cada vez que nos tocamos.

Eres un maestro que enseña paciencia,
esfuerzo y dedicación.
Tú amas a la antigua; sin prisa y con delicadeza
                                       y con toda la torpeza que traigo en los huesos
agradezco haberme encontrado contigo.

Quédate para siempre en mi.
            Quiéreme, como yo a ti
                          Ámame como quieres que yo te ame.
Enséñame y aprenderé a cuidarte,
ahora y siempre.

Todo lo que hay más allá de tu silueta se torna borroso
y
todo cuanto quiero en esta vida
ya se ha teñido con tu esencia y tu presencia.

Ven, escapemos un momento del camino de la razón
toma mi mano y avancemos juntos.

Avancemos.